MUERTE Las campanadas no cesan flores y velas se vendenen las calles tumbas que seran adornadas con ellas en pocos dias marchitas como los cuerpos ahi postrados. !Que triste es la muerte¡ casi tanto como la vida, aunque despues todo sea un recuerdo Solo los viejos conocen el poder del tiempo de una vida ligada a la muerte, los niños jugando a ser grandes los adultos deseando volver a su infancia Mi existencia termino entre sombras baj unprofundo olor a sangre alimentando la muerte, exterminando la vida comose extermina la luz, como se extermina la oscuridad, como se exterminara la raza humana. Le has demostrado al mundo que sabes vivir, ahora grita al viento que tambien sabras morir. |
miércoles, 29 de agosto de 2012
POEMAS
ENSAYO DE LA MUERTE
La muerte nos acompaña, nos persigue, nos obsesiona. Es nuestra eterna
compañera. No podemos escapar a ella y no solo porque nos llegará
el momento, sino por todas las personas que vemos morir cada día y
también,
con toda posibilidad, las que mueren para que nosotros vivamos mejor.
Obviamente, a la mayor parte de nosotros nos es indiferente la muerte de la mayor parte de las personas. Únicamente cuando lo vemos en la tele con bastante crudeza o muere alguien cercano tomamos conciencia de lo que es. Normalmente no pensamos en ella, hasta que ya es demasiado tarde. Esta es la idea que quiero transmitir; que no solo hay que aceptarla y asumirla, sino vivir con ella y tenerla siempre presente. Mucho se ha escrito y muchos tópicos se han creado en torno a ella. Cosas como que hay que vivir la vida como si fuera nuestro último día, porque no sabemos lo que nos puede pasar. Eso es bastante cierto y también hay que tenerlo en cuenta. Pero creo que hay algo que nos afecta más que la propia muerte y es la de nuestros seres más queridos. Mediante el simple argumento de que si pasara algo no me lo perdonaría nunca, una señora muy querida (ahora ya desaparecida), me convenció en una sola sentencia para que volviera con mi familia. Parece una estupidez, pero visualizar que puedes perder a alguien muy querido, habiéndote separado por cuestiones de mero orgullo o independencia, te hace sentirte estúpido y te quita el mal trago(o el trauma) de vivirlo de forma directa.
Obviamente, a la mayor parte de nosotros nos es indiferente la muerte de la mayor parte de las personas. Únicamente cuando lo vemos en la tele con bastante crudeza o muere alguien cercano tomamos conciencia de lo que es. Normalmente no pensamos en ella, hasta que ya es demasiado tarde. Esta es la idea que quiero transmitir; que no solo hay que aceptarla y asumirla, sino vivir con ella y tenerla siempre presente. Mucho se ha escrito y muchos tópicos se han creado en torno a ella. Cosas como que hay que vivir la vida como si fuera nuestro último día, porque no sabemos lo que nos puede pasar. Eso es bastante cierto y también hay que tenerlo en cuenta. Pero creo que hay algo que nos afecta más que la propia muerte y es la de nuestros seres más queridos. Mediante el simple argumento de que si pasara algo no me lo perdonaría nunca, una señora muy querida (ahora ya desaparecida), me convenció en una sola sentencia para que volviera con mi familia. Parece una estupidez, pero visualizar que puedes perder a alguien muy querido, habiéndote separado por cuestiones de mero orgullo o independencia, te hace sentirte estúpido y te quita el mal trago(o el trauma) de vivirlo de forma directa.
miércoles, 22 de agosto de 2012
aquella que se lleva mis sentimeintos, los que tu mataste,
los que tu destruiste con tu rechazo y tus mentiras,
en mi corzon solo ay odio y amargura, por tu culpa, por tu culpa yo fui
feliz, me llevaste al cielo y de nuevo a la oscuridad pero...de alli soy, pertenesco a el odio de los corazones, hoy soy de nuevo...una ves mas el ataud de sentimientos muertos.
Anonimo dijo...
Oscura y silenciosa pasas,
sin que nadie capte tu presencia
hasta que tú los sorprendes.
Te crees poderosa, porque, tarde o temprano, todos te sigue,
todos tiemblan ante tu helado aliento.
Y yo... quiero seguirte,
sin ningun miedo,
sin ningun rencor.
Llevame con tigo, adme desaparecer.
Busco mi filo punzante,
busco herirme,
busco caer entre tus brazos...
y que al fin me sorprendas con tu manto negro.
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